jueves, 12 de noviembre de 2015

GUION TEATRAL


ESCENA 1:

-          Personaje: ¿Qué es eso? (se agacha, recoge el objeto y lo frota contra la manga de su saco) mmm… ¿Una insignia de plata?, ¿pero qué son estos signos tan incomprensibles? ¿latín?, ¿griego?, ¿romano?, ¡no, ya sé, quizás sea hebreo! , bueno (guarda el objeto en su bolsillo) wau, ¡ya es muy tarde!, ¡tengo que regresar a casa!

Su vida era cotidianamente normal, como la de cualquier otro hombre a su edad, hasta que un día…

-          Personaje: ¡Hoy tengo que llevar toda la ropa a la tintorería, pronto tendré un compromiso y no quiero estar poco presentable para la ocasión!

ESCENA 2:                                                                                                                                  (tintorería)

-          Dependiente: ¡Buenos días señor!, ¿En qué le puedo ayudar?

-         Personaje: (sonríe) ¡Muy buenos días! La verdad necesito dejar en sus manos este saco y espero que lo dejen como nuevo, como ¿a qué hora estará listo para pasar por el?

-       Dependiente: No se preocupe señor, ya verá usted que quedará como nuevo, confié en nosotros, nuestro prestigio nos certifica como la mejor tintorería de la ciudad y puede pasar por el a las 3 de la tarde.

-          Personaje: confió en ustedes, a esa hora estaré por aquí.

Cinco horas después de encargar el lavado de su saco en la tintorería, él regresa a la hora indicada.

-          Personaje: Muy buenas tardes, ya estoy aquí y he venido a confirmar las buenas recomendaciones que me dieron con este lugar.

-          Dependiente: Tenga señor, aquí está su saco, como nuevo, así como usted lo quería.

-          Personaje: La verdad quedo sorprendido con su trabajo, y pues ¿cuánto es lo que le debo?

-          Dependiente: Son S/.19,80.

-          Personaje: Gracias (le entrega el dinero y se retira)

-          Dependiente: ¡Espere! Se me olvidaba, encontramos esto en uno de sus bolsillos, ¿es de usted?

Mirando fijamente el objeto y a la vez con desconcierto, asintió con la cabeza y decidió usarlo, después de su rescate inesperado. Aquí empieza realmente el encadenamiento de sucesos extraños que lo acontecieron.

ESCENA 3:

Mira su reloj, eran las 3:30 de la tarde y decide ir a comprar un libro que necesitaba.

-     Personaje: Aún es temprano, creo que por aquí encuentro una librería y puedo comprar algún libro interesante para leer, en caso de que no encuentre lo que estoy buscando.

Empezó a sentirse incómodo, pues sobre él recaía una intensa mirada desde el ángulo más oscuro de la librería por parte del dueño, aún así decidió repasando las añejas encuadernaciones.

-      Librero: (Se acerca con un tono de complicidad, entre guiños y muecas) – ¡Aquí tenemos libros de Feifer!

-          Personaje: (lo mira intrigado, pues no preguntó por dicho autor)

-          Librero: ¡Feifer estuvo en Pilsen!

-          Personaje: Okey, gracias.

-          Librero: ¡Debe usted saber que lo mataron. Sí, lo mataron de un bastonazo en la estación de Praga! (se retira a su lugar y permanece en silencio)

-          Personaje: (pensativo, compró un libro de mecánica y se retira desconcertado)

Durante algún tiempo estuvo razonando sobre el significado de dicho incidente, pero como no pudo solucionarlo acabé por olvidarlo.

Él caminaba por una plaza de los suburbios cuando un hombre menudo, de faz hepática y angulosa, lo abordó intempestivamente y le dejó una carta entre las manos

-         Personaje: (leyendo la carta) Segunda sesión: martes 4, calle Esperanza B-10.

ESCENA 4:

Varios sujetos extraños que merodean y tienen insignias iguales. Se introduje en el círculo y le estrechan la mano con gran familiaridad. En seguida ingresan a la casa señalada y en una habitación grande toman asiento. Un señor de aspecto grave emerge tras un cortinaje y, desde un estrado, después de saludarlos, empieza a hablar interminablemente sobre los  recuerdos de niñez hilvanados con las más agudas especulaciones filosóficas, y a unas digresiones sobre el cultivo de la remolacha fue aplicado el mismo método expositivo que a la organización del Estado. Finaliza pintando unas rayas rojas en una pizarra, con una tiza que extrajo de su bolsillo.

-          Presidente: (charla confusa)

Cuando termina, todos se levantan y comienzan a retirarse, comentando entusiasmados el buen éxito de la charla.

-       Personaje: ¡Sí!, estuvo muy interesante, realmente una de las mejores charlas que he escuchado en toda mi vida, es impresionante como relacionaba cada idea, manteniendo la importancia que les quería dar unas a otras

El disertante hace una seña para que se acercara.

-          Presidente:  Es usted nuevo, ¿verdad? (desconfiado)

-          Personaje: Sí, tengo poco tiempo.

-          Presidente: ¿Y quién lo introdujo?

-          Personaje: Estaba en la librería de la calle Amargura, cuando el...

-          Presidente: ¿Quién? ¿Martín?

-          Personaje: Sí, Martín.

-          Presidente: ¡Ah, es un colaborador nuestro!

-          Personaje: Yo soy un viejo cliente suyo.

-          Presidente: ¿Y de qué hablaron?

-          Personaje: Bueno... de Feifer.

-          Presidente: ¿Qué le dijo?

-          Personaje: Que había estado en Pilsen. En verdad... yo no lo sabía.

-          Presidente: ¿No lo sabía?

-          Personaje: No -repliqué con la mayor tranquilidad.

-          Presidente: ¿Y no sabía tampoco que lo mataron de un bastonazo en la estación de Praga?

-          Personaje: Eso también me lo dijo.

-          Presidente: ¡Ah, fue una cosa espantosa para nosotros!

-          Personaje: En efecto fue una pérdida irreparable.

Mantuvieron una charla ambigua y ocasional, llena de confidencias imprevistas y de alusiones superficiales, como la que sostienen dos personas extrañas que viajan accidentalmente en el mismo asiento de un ómnibus.

-          Personaje: mi operación de las amígdalas…

-          Presidente: (con grandes gestos) la belleza de los paisajes nórdicos…


-        Presidente: Pero antes de que se retire como usted es nuevo en la organización permítame dejarle un encargo que espero cumpla con suma responsabilidad tráigame en la próxima semana  una lista de todos los teléfonos que empiecen con 38.

-          Personaje: Prometo cumplir lo ordenado y, antes del plazo concedido.

-          Presidente: ¡Admirable! -exclamó- Trabaja usted con rapidez ejemplar.

-          Ahora tiene que conseguir una docena de papagayos.

-        Usted será enviado a una ciudad de provincia a levantar un croquis del edificio municipal. Se ocupará de arrojar cáscaras de plátano en la puerta de algunas residencias escrupulosamente señaladas.

-          Tiene que escribir un artículo sobre los cuerpos celestes.

-          También adiestre a un menor en gestos parlamentarios.

-          Llevará estas cartas.

-          Ahora espíe a aquellas mujeres.

De ese modo, poco a poco, fue ganando cierta consideración. Al cabo de un año, en una ceremonia emocionante, fui elevado de rango.

-          Superior del círculo: Ha ascendido usted un grado, (lo abraza efusivamente).

-        Personaje: (breve alocución, en la que se refiere en términos vagos a su tarea común)  -aclamado con estrépito.

ESCENA 5:

-          Prima: ¿Qué estás haciendo?

-      Personaje: estoy fabricando una gruesa de bigotes postizos pues había recibido dicho encargo de mi jefe.

-          Prima: ¿Para qué los bigotes, te volviste loco?

-          Personaje: Este… No lo sé

-      Prima: Tienes que hacerte  revisar por un alienista, pues tu  conducta no es precisamente la de un hombre sensato.

-          Personaje: Cada cierto tiempo asciendo más de grado y aún no sé de qué se trata esta organización tal vez sea una secta religiosa o en una agrupación de fabricantes de paños.

-          Presidente: Llevas tres años en esta organización y es momento que realices un viaje en el extranjero.

-     Personaje: Fue un viaje de lo más intrigante. No tenía yo un céntimo; sin embargo, los barcos me brindaban sus camarotes, en los puertos había siempre alguien que me recibía y me prodigaba atenciones, y en los hoteles me obsequiaban sus comodidades sin exigirme nada. Así me vinculé con otros cofrades, aprendí lenguas foráneas, pronuncié conferencias, inauguré filiales a nuestra agrupación y vi cómo extendía la insignia de plata por todos los confines del continente. Ahora regreso, después de un año de intensa experiencia humana, y aún sigo tan desconcertado como cuando ingresé a la librería de Martín.

-          Personaje: Han pasado diez años. Por mis propios méritos he sido designado presidente. Uso una toga orlada de púrpura con la que aparezco en los grandes ceremoniales. Los afiliados me tratan de vuecencia. Tengo una renta de cinco mil dólares, casas en los balnearios, sirvientes con librea que me respetan y me temen, y hasta una mujer encantadora que viene a mí por las noches sin que yo la llame. Y a pesar de todo esto, ahora, como el primer día y como siempre, vivo en la más absoluta ignorancia, y si alguien me preguntara cuál es el sentido de nuestra organización, yo no sabría qué responderle. A lo más, me limitaría a pintar rayas rojas en una pizarra negra, esperando confiado los resultados que produce en la mente humana toda explicación que se funda inexorablemente en la cábala.

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